"Una tia guay. Los hombres siempre dicen eso ¿verdad? Es su cumplido definitorio. ‘Es una tía guay’. Una tía guay está buena, una tía guay traga, una tía guay es divertida, una tía guay nunca se enfada con su hombre, sólo sonríe de una forma cariñosa y mortifcada, y luego prepara la boca para ser follada. Le gusta lo que a él le gusta, y evidentemente es una hipster consumidora de vinilos a la que le encanta el mantra fetichista. Si a él le gusta el porno ligero, ella es una adicta a los centros comerciales, habla de fútbol y soportaba comer alitas picantes en Hooters.
Cuando conocí a Nick sabía que él quería a una tía guay, y por él reconozco que estaba dispuesta a intentarlo: me depilé el coño a la cera, bebí cervezas en lata viendo películas de Adam Sandler, comí pizza fría y mantuve la línea, se la chupaba de forma más o menos habitual, vivía el momento, me apuntaba a un puto bombardeo."
Fragmento de la película Perdida (2014), de David Fincher