martes, 24 de abril de 2012

Entierro del Estado del Bienestar






Casi han pasado 5 meses desde que Rajoy se instaló en Moncloa, y el panorama nacional es desolador. Ha subido el índice de paro, cada vez hay menos credibilidad en nuestra economía y lo peor de todo: no se ve luz al final del túnel.

La verdad es que este guión ya nos lo podíamos imaginar muchos hace 5 meses, Rajoy ganó unas elecciones, y con mayoría absoluta, sin hacer apenas propuestas o una campaña de reformas, se limitó a criticar constantemente el gobierno socialista de Zapatero y desacreditarlo en cualquier momento de debilidad. Eran momentos difíciles, de esos en los que sólo se sale con unidad en bloque y cerrando filas a la tormenta europea, pero de eso nuestro país sabe poco, muy poco. En vez de unión hubo discordia, y esa vorágine autodestructiva sólo conduce al camino de la perdición, que es el derrotero por el cual estamos andando.

Sin andarme por las ramas, Rajoy obtuvo la mayoría absoluta en las elecciones de noviembre de 2011, un resultado que parecía, más que una victoria aplastante del PP, una derrota socialista. No hay que olvidar que Mariano Rajoy llevaba 8 años intentando ganar un plebiscito. Este resultado, más que un alborozo general por un cambio resultó más una resignación para “ver si este lo hace mejor”.

El líder del PP demostró que había aprendido mucho en 8 años de oposición, y que la mejor estrategia, en los tiempos que corren y que se mira todo (incluso cómo van vestidas las hijas de un presidente), era no hacer mucho, no llamar la atención, por que mientras menos hagas menos la pifiaras. Y Kabom! Funcionó. La población española confió en él y en su equipo, que aunque sabían que pié cojeaban, ya sabéis la ideología derechista, parecía que eran lo únicos con una ligera idea para salir de la crisis.

Lo que la gente no supo fue lo que vendría después. El equipo popular, con toda la fuerza del que tiene mayoría absoluta comenzó desde principios de años a desplegar su programa, un programa que tenía como objetivo, según ellos, resolver el problema del déficit en España. Para solucionarlo eran necesarias medidas urgentes e importantísimas que afectarían a todos los españoles. Bueno, visto así, pues parecía hasta bien, pero claro el problema residía en cómo se iba a desarrollar.

Lo más lógico era reducir en los gastos menos importantes en un estado como el nuestro: ayudas a sindicatos, a partidos políticos, reducción de burocracia. Hasta ahí bien, pero se olvidaron de otras cosas no tan necesarias como Iglesia, Ejército, Bancas, lobbys, corrupción. No se ocuparon del verdadero problema del país, la economía sumergida y los tejemanejes de una sociedad pirata y corsaria hasta la saciedad. Por la contra atacaron los puntos básicos de nuestra estructura, del edificio del Estado del bienestar, es decir, sanidad, educación y beneficios sociales.

Al grito de un sistema más equitativo y explicándonos una y mil veces que las reformas tanto en educación como en sanidad no perjudicarían a las clases más bajas han hecho y desecho a su antojo, pero aquí hay uno que no les cree, que nos les da crédito y que se huele donde quieren ir. Me explico, al imponer una sanidad pública con cierto costes a las clases medias y medias-bajas (doy por hecho que las clases altas poco pisan los centros sanitarios de la seguridad social) están allanando el camino para que las mutuas, es decir la sanidad privada, reciban a este grupo con los brazos abiertos, y por lo tanto bajando el número de personas que solicitan asistencia médica en los hospitales públicos .Pero eso es bueno ¿no?, pues la verdad es que muy poco, con el tiempo gran parte de la población denominada media empezará ver a la sanidad pública como un lastre, y decidirán, lógicamente, no desembolsar mucho dinero en ello, total ya tienen mutuas que les benefician. Todo eso llevará a un menor gasto en la sanidad pública, limitándose a un gasto mínimo de carácter puramente simbólico que cubrirá únicamente las necesidades básicas de las clases más humildes. Pero si tengo dinero para poderme pagar una mutua ¿Qué más me da? Pues si estas sano todo irá bien, pero el problema es cuando estés enfermo de verdad (una patología importante) y tengas que costearte todo tu tratamiento, que por si no lo sabéis es muy caro y una operación sencilla puede disparar la economía de cualquiera. Con lo cual te endeudarás y si no tienes el dinero pues sólo te queda resignarte y sufrir ¿por qué? Por que la sanidad privada es un negocio y como tal no van a buscar el beneficio del paciente sino el de la empresa.
Con la educación, más de lo mismo, Rajoy como buen líder conservador desea que la educación pública tenga el menor gasto posible, y si eso se balancea a través de una peor enseñanza ningún problema. El camino si quieres tener unos estudios decentes es el dinero, y sin dinero no hay estudios. Y si eres pobre y buen alumno no te preocupes el Estado diseñará un plan por el cual te ofrecerá un crédito a devolver el resto de tu vida y así maniatarte a su estilo de vida. Un sistema hecho para que la sociedad se divida más económicamente y donde el pudiente tenga todas las ventajas para ganar más y pagar menos.

Me temo mucho que este es el principio del fin, del fin del Estado del Bienestar que tanto ha costado conseguir en la sociedad española.





Imagen de entrada de Ángel Lacueva

viernes, 13 de abril de 2012

El fin de Pedro I el Cruel, Rey de Castilla y León



Epopeya épica dónde las haya, el trágico final fratricida de los hijos de Alfonso XI (extracto del último acto de Tragedia en Cuatro Actos)


Enrique II de Trastámara 
¿Judío hideputa vil,
cuál eres, Don Pedro Gil?



Pedro el Cruel 
¡Yo, el legítimo monarca,
bastardo canalla y carca!

Enrique II de Trastámara 
¡Mandaste a matar mi madre,
y aunque hijos del mismo padre,
hoy muere uno de los dos!

Pedro el Cruel 
Quien en el sepulcro cuadre,
gran bastardo, seréis vos.
Que soy por divina ley,
de Castilla único rey.
¡Oh, mísero usurpador!

Enrique II de Trastámara 
Para que pueda heredarte,
tus corona y estandarte,
muere pues rey y señor!

Enrique II y Pedro el Cruel se atacan 
frontalmente, y en feroz lucha, caen al suelo. Finalmente Don 
Enrique clava su puñal en el rostro de Don Pedro que queda 
inerme y malherido.... 
Al mismo tiempo mueren sus dos guardias ingleses Ralph 
Helme y James Rolland a manos de Roquebertin y Bègue de 
Vilaines. 
   
Pedro el Cruel 
Tuerto estoy y feneciente,
júrame, infame pariente,
mis hijas vais respetar,
con reyes vaslas casar,
¡Júralo solemnemente!


Enrique II de Trastámara 
Muere hermano dulcemente,
que mi palabra te doy
que son mis hijas desde hoy.
Cruel fuiste, mas qué valiente...
¡La Historia, tu gloria aliente!

El rey Don Pedro el Cruel muere... Su cabeza 
degollada es exhibida en una jaula a la puerta del castillo de 
Montiel. En un barrote de la jaula se enrosca una serpiente. Y 
en el suelo bajo la jaula está tendido su negro lebrel.