domingo, 29 de julio de 2018

Algo se mueve en Buenos Aires

Algo se mueve en Buenos Aires



Hace casi cuatro años tuve mi primer contacto con un grupo bonoarense llamado El Mató un Policia Motorizado, del cual hasta se me ocurrió hacer un post.

Casi un lustro después no puedo si no hablar maravillas de la música indie argentina que está sin duda en un momento efervescente. A través de un sello independiente, LAPTRA (Que por si no lo sabéis el nombre es parecido a un Pokémon (geeks 80-90 a tope)), decenas de grupos jóvenes se están iniciando en el mundo de las 4 y las 6 cuerdas.

La verdad es que es un placer poder abrir Spotify o Youtube y escuchar un grupo nuevo. Todos tienen un sello personal y algo que les distingue, y será por eso que ardo en deseos de visitar la desembocadura del Rio de la Plata para poder deleitarme en persona escuchando ese nuevo Aire Fresco como cantaría Santiago Motorizado.


Pero en este post, para no alargarlo mucho hablaré de tres grupitos que me tienen ganado.


El primero es 107 Faunos (imagen sacada de Recis), grupo al cual Los Planetas tocaría con su varita mágica señalando su talento. Con un estilo muy melódico y rozando a veces el Chill Out, se ganan las tardes de inspiración de cualquier bohemio local.

La trayectoria es sólida y su amplia obra merece la pena escucharla detenidamente. Calamar Gigante nº8 es para mi sin duda una de sus mejores creaciones, pero qué se yo, mejor escucharlo vosotros mismos.




Por otro lado, hay un grupo que me está haciendo tilín desde hace tiempo. Son cuatro chavales del barrio de Boedo (algo que se enorgullecen de decirlo) que me recuerda a aquellos días de verano que pasaba junto con los colegas de mi manzana. Se llaman Bestia Bebé (imagen sacada de Clarín). Canciones con letras cotidianas, como esos primeros discos de Manel, que evocan, casi rozando el romanticismo, la edad dorada de estar en la calle sin más preocupación que ocuparla.

Sin pretensiones de ningún tipo estos pies tienen bastante claro lo que hacen y sólo hay que darse una vuelta por sus videos de Youtube para ver que llevan tiempo en el negocio y que les espera una trayectoria (si continúan juntos) internacional, como sus colegas motorizados.

Tigre de Papel, Luchador de Boedo, Le quiero mucho a ese muchacho o Wagen del Pueblo se han convertido ya es unas clásicas canciones indies de mi set list.







Y por último he dejado a uno de esos grupos que creo que dentro de muy poco saltará el charco para el deleite de sus fanes europeos: Las Ligas Menores (imagen de LAPTRA). No haré el tópico comentario de que cada vez son menos menores y más mayores porque cansa. Para contrarrestar diré que el nombre les viene genial y que con su segundo disco a la espalda han demostrado que están más que capacitados para conducir algo más que un Renault Fuego.

Letras íntimas y personales, un sonido eficiente y una magnitud irresistible hacen que este grupo porteño ya esté en boca de miles de personas en España. De momento tocará esperar y seguir escuchando desde nuestros loros canciones como A 1200 Km, En Invierno o la inconfundible Ni una canción.






jueves, 19 de julio de 2018

Gu Dexin y el mantra de la humanidad




Entrar en un museo es de las mejores experiencias vitales que te pueden pasar. Hace poco volví a disfrutar tal sensación al visitar la exposición Art and China after 1989 expuesta en el Museo Guggenheim de Bilbao.

La visión crítica de los artistas chinos del gran milagro económico del periodo 1989 a 2008, cuando celebraron sus artificiosos Juegos Olímpicos de Pekín, es sorprendente. China, el gigante asiático, ha sido objeto de debate en muchos foros y en muchas disciplinas artísticas. La diferencia de Art and China after 1989 es que esa crítica se hace desde una visión interior.

El debate de la globalización y la trituradora de culturas milenarias (como bien expresa Ai Wei Wei rompiendo en pedazos un jarrón de mil años de historia en tres fotografías) está hoy más vivo que nunca. Los nacionalismos se contraponen a la globalización como defensa de lo 'nuestro' y lo 'virtuoso'.

Pero desde una visión post-moderna no puedo hacer otra cosa que menospreciar a cualquier intento de mantener una cultura arcaica, a sabiendas que las culturas son vivas y no muertas, con lo cual negarse a su evolución es poco más que absurdo.

Más allá de la metafísica de barrio, quiero acabar con la obra 2009-05-02 del genio Gu Dexin. Un panel blanco lleno de caracteres chinos en rojo que repite una y otra vez, como si fuera un mantra, lo siguiente:

HEMOS MATADO HUMANOS
HEMOS MATADO HOMBRES
HEMOS MAADO MUJERES
HEMOS MATADO VIEJOS VIEJOS
HEMOS MATADO NIÑOS
HEMOS COMIDO HUMANOS
HEMOS COMIDO CORAZONES HUMANOS
HEMOS GOLPEADO A LAS PERSONAS HASTA QUE SE VOLVIERON CIEGAS
HEMOS REVENTADO LAS CARAS DE LA GENTE