El Aseo del AVE
Era lunes, iba a Madrid, a una reunión seguramente. No andaba fino, había privado el día anterior más de lo debido. A veces lo hacía, no se por qué razón pero lo hacía. Cuando llevas varios días bebiendo mucho las mierdas son diferentes. Yo cago negro, son duras y muy negras las mierdas.
Como decía estaba rumbo a Madrid y me pilló un apretón. Fui al lavabo del tren. Son pequeños y yo que soy pati largo sufro. El asiento es muy bajito y tengo que hacer una pose de yoga para cagar. Por suerte los tienen muy limpios y nunca te falta papel de váter. No es como los trenes de corta distancia que son una basura. Siempre están sucios y guarros. Normalmente, hay un charco de pis en el suelo que si te bajas muchos los pantalones te los manchas.
Mientras cagaba se abrió la puerta. No me había acordado de poner el pestillo seguramente por la resaca que tenía. Un hombre me miró a través del espejo como estaba cagando. Nos quedamos quietos unos segundos. No dijo perdón ni nada por el estilo y al cabo de unos segundos, que se hicieron interminables, volvió a cerrar la puerta.
Cuando cerró la puerta seguí apretando para sacar toda esa mierda con alcohol que tenía dentro. Al cabo de dos minutos, volvió a abrir la puerta. Era el mismo tío, nos quedamos mirando un rato más. Unos segundos y volvió a cerrar la puerta.
Acabé de hacerlo todo y me limpié las manos. En el AVE el agua sale con mucha potencia el agua del grifo y siempre salpica. Por mi altura, siempre me cae en la zona de la bragueta con lo cual siempre parece que voy meado. Entre la resaca y los pantalones meados salí de aquel aseo. No vi al tipo. Quizás quería observarme,o era un fisgón de gente guiñando o a lo mejor estaba en el otro baño que estaba ocupado. Quien sabe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario