lunes, 28 de septiembre de 2015

Catalunya no se asalta por el cielo



Catalunya no se asalta por el cielo

Las elecciones catalanas del pasado 27-S al final han sido unas elecciones diferentes, y Podemos no ha sabido jugar en un terreno tan complejo. Para ganar el principado tienes que conocerlo bien, desde Gracia, hasta Vic, pasando por Alcanar o el Segrià. Catalunya tiene tantas caras, o más, como el cartel de Catalunya Sí que es Pot, y conocerlas es una tarea que sólo pueden adivinar aquellos que han trabajado desde hace tiempo. Roma no cayó en un día, y Catalunya no se asalta por el cielo, se conquista desde el barro, barrio a barrio, plaza a plaza, ciudad a ciudad.

Podemos partía del éxtasis colectivo de la orgía de encuestas de principios de año, la masturbación en forma de barritas y semicírculo presagiaba gloriosos festines para finales de año, pero todo cambió cuando el hecho de no presentarse a las municipales en ninguna plaza truncó ese paraíso primaveral. En Catalunya ese marco se agudizó ya que, a diferencia de la mayoría de CCAA del Estado, la gente no pudo votar con la papela de Podemos ni en un comicio autonómico, ni en uno municipal, y únicamente lo pudo hacer relativamente en ciudades donde sí existían candidaturas de unidad popular, como gran ejemplo: Barcelona.

Precisamente fue el resultado de la ciudad condal el que alentó una hipotesis: en aquellas plazas más complejas del Estado, en cuanto a número de partidos, siempre era mejor sumar sinergias que aventurarse a ir en solitario, y como ejemplo se puso el Pais Valencià donde Podemos no consiguió el resultado esperado, y se valoró que si hubiésemos ido con Compromís el affair valenciano habría sido un éxito. Fue entonces cuando Podemos en Catalunya comenzó a enlazar una serie de contactos con ICV, EUiA y Procés Constituent. 

La alianza, la coalición o la confluencia, según el punto de vista que más agrade a cada uno, fue compleja debido a dos puntos: la historia de cada una de las organizaciones y su visión política de la situación catalana, y los problemas internos que se habían tenido en las municipales. Pero bueno…era primavera, y llegaba el verano, y confluir estaba de moda. Con tan poco tiempo, con tan poco mimo, y con tan poca paciencia se realizó un proceso poco participativo, poco ilusionante, y en definitiva poco atractivo. Durante el proceso, válgame la redundancia, se bajó del tren Procés Consitutuent, que muy bien todavía no sabemos porque se bajó en medio de la nada. Su marcha, más allá de los votos o no que aportara, fue triste a nivel discursivo ya que suponía una teoría: que existía una amplia mayoría catalana (99%) en contra de las políticas sociales de una élite financiera.

Madurado el verano, se llega a una confluencia y llegan los problemas, el candidato a presidenciable Llui Rabell es apenas conocido, la marca no acaba de tener fuerza (Artur Mas dijo: ‘los del Sí se puede’ y de allí el Catalunya ‘Sí que es pot’, complicado de entender si no lees El Periódico) y era muy poca conocida, y la campaña se hizo en poco tiempo, demasiado poco tiempo.

Se apeló a la épica, se apeló al desembarco de grandes tropas venidas de Castilla como Pablo Iglesias, Íñigo Errejon, o JC Monedero, pero el Flandes español del siglo XXI no se dejó sucumbir tan fácilmente, y un discurso ambiguo en clave nacional perjudica, y mucho. 
No se puede dudar, con el respeto de las CUP, que Catalunya Sí que es pot tenía el discurso más social de todos, junto con un muy extenso y laborado programa, pero no sólo basta con eso. Catalunya no es país para ambiguos, aquí te tienes que mojar, y hasta que Podemos no aclare, como hoy lo ha hecho Pablo en la rueda de prensa, que no somos independentistas, no podemos esperar más que ser cuartos y no ser hegemónicos.

Ahora nos sentamos, y relfexionamos. Los errores han sido múltiples, y las cagadas varias, pero una cosa queda clara: el futuro de esta piel de toro continua siendo morado, y nos hemos tropezado, pero vaya, ya nos lo dijo el barbudo: ´La única lucha que se pierde es la que se abandona’, y esto acaba de comenzar.


Por último es de agradecer el esfuerzo de todas aquellas personas que han dedicado cientos de horas de su vida a cambiar el panorama social, a todas aquellas que se han dejado la piel en cada evento, a todas aquellas que han soñado con un futuro mejor, ¡no os rindáis! ¡La Lucha continua!