miércoles, 17 de agosto de 2016

La delgada línea roja de Ciudadanos




La delgada línea roja de Ciudadanos



En este verano de 2016 no parece que la situación política a nivel estatal vaya a cambiar mucho. Estamos en agosto, y la mayoría de los políticos estarán haciendo sus vacaciones esperando que en septiembre el PSOE mueva, o no, ficha.

Pero hay algo sibilino que hemos estado escuchando en muchas cadenas de televisión y prensa escrita, y es la palabra “constitucionalista”. En concreto ha sido el partido político Ciudadanos quien ha creado ese nuevo-viejo TAG (etiqueta para señalar a alguien o a algo).

Pero, ¿a quién se refiere Ciudadanos cuando califica de constitucionalista? Pues según ha manifestado Albert Rivera, Inés Arrimadas o Juan Carlos Girauta, el triunvirato del partido, los partidos constitucionalistas son aquellos que aceptan la Constitución de 1978 tal y como está escrita, y que no quieren la descomposición territorial de España, de la monarquía, o del sistema económico liberal.

Pero cuando Ciudadanos utiliza ese TAG lo usa como arma de doble filo, ya que por una parte acorrala al PP, y sobre todo al PSOE, a negar cualquier otra vía que no sea la aceptación máxima de la Constitución de 1978, y por otra parte desplaza al margen de la legalidad a los partidos que no aceptan de ‘pe’ a ‘pa’ la carta magna, es decir, los partidos nacionalistas e independentistas, y por supuesto Podemos.

Pero ¿qué es ser constitucionalista? Pues según la RAE un constitucionalista sería el partidario del constitucionalismo: “un complejo de ideas, actitudes y pautas de comportamiento que establecen el principio de que la autoridad del gobierno deriva y está limitada por la parte principal de una ley fundamental”.  
Esto quiere decir, como bien apunta el profesor Mario López en Siglo XXI, que PP, PSOE y Ciudadanos son constitucionalistas…y el resto también. La diferencia es que ERC, PDC, Podemos, o la Lliga Unitaria Comunista del Priorat, quieren modificar la actual constitución, sólo eso.

Por eso cuando Ciudadanos utiliza el TAG, de ser o no ser constitucionalista, juega con fuego, ya que sus premisas comienzan poniendo en cuestión la legalidad de todos aquellos partidos que no juran hasta la muerte la sagradísima constitución, rompiendo un ejercicio básico en los sistemas representativos que es la aceptación del otro como sujeto político.

Ahora bien, alguien avispado podría responder que usar TAGs es muy corriente, por ejemplo Podemos bombardeó con el término ‘casta’. Cierto, en parte, ya que habría que apuntar que el término ‘casta’, que huele a veces a purismo absurdo, no se refiere a un partido o colectivo, más bien, como apuntó Irene Montero hace pocos días en ‘El Español’, “casta no es aquel que tiene dinero, sino el que se aprovecha de su posición política o social para explotar su propio beneficio”. Con lo cual no es un TAG de todos los militantes del PP, o del PSOE, si no de un grupo de esos partidos.

Pero el TAG constitucionalista es sin duda más dañino y peligroso. Ya que pone en duda que la opinión de una parte de la población sea válida. Ciudadanos, etiquetando de quién es o quién no es, usa una medida totalitaria y pone en jaque el propio sistema de libertades políticas. Te pueden gustar más o menos las ideas de ERC, CUP, PDC o Podemos, pero lo que no puedes es negar que existan, y catalogarlas como anticonstitucionalistas, ya que entonces estás pasando la delgada línea roja de la libertad de expresión.