¿Se puede parar al viento que agita la cebada?
Hace poco pude disfrutar del visionado de El viento que agita la cebada, una película de 2006 dirigida por el director británico Ken Loach, autor de obras como Yo, Daniel Blake o Tierra y Libertad (películas altamente aconsejables). El film protagonizado por Cillian Murphy (Peaky Blanders) está ambientado en la Irlanda de los años 20’ del siglo XX.
Los irlandeses e irlandesas durante siglos habían sido vasallos de la Corona Británica pero hacia el siglo XIX comenzarón las primeras revoluciones. Pero, no sería hasta el fin de la Gran Guerra cuando hubo un movimiento bélico con capacidad suficiente para hacer frente a los ingleses. Más que una guerra era una insurrección de guerrillas a lo largo de la isla. Es en este contexto donde empieza la historia de Loach.
El 6 de diciembre de 1921 se llega a la firma del Tratado anglo-irlandés que avanza en las libertades y derechos de los segundos pero siguen bajo el amparo de la Corona. Esto provoca una división entre los propios irlandeses que durante años habían batallado juntos contra el dominio inglés. Lo interesante de El viento que agita la cebada es que ambas posturas del bando irlandés son totalmente comprensibles y uno se pregunta ¿fue inevitable la propia Guerra Civil a la que condujo la firma del Tratado?
Los ideales comunales delante del yo, la pertenencia al grupo por encima de la persona. Una concepción que, pasados cien años, sigue a debate, aunque cada vez se vislumbra más que ningún ideal colectivo está por encima de un derecho individual. Abran juego.