BIOGRAFÍA DE BOBBY
Ya nadie me quiere, soy viejo, bobo y feo, aparte de caro. Es normal este es el ciclo de la vida.
Al principio hace tiempo, unos 13 veranos atrás la cosa era muy diferente. Por aquel entonces tendría seis meses y me sacaron de los pechos calentitos de mi madre para llevarme a un lugar desconocido. Tenía miedo no quería separarme de mis hermanitos y de mi madre, ellos eran mi razón de ser.
Cuando entré por primera vez en la casa, me pareció un lugar lúgubre y frío, húmedo y tétrico, pero con el paso de los días todo se fue volviendo más acogedor. El pequeño Billy que por aquel entonces solo tendría 7 años, siempre me cogía y me mimaba, nos peleábamos y nos lamíamos uno al otro. Susana que era tres años mayor que Billy, solía traer a sus amigas para que me acariciaran y me besaran. También por aquel tiempo el amo Tomy me sacaba a pasear y me enseñaba trucos. La única que desde el primer momento no me quiso fue Cris (por aquel entonces una mujer delgada y elegante, aunque con el tiempo fue creciendo en volumen y en mal humor) que siempre que me veía me regañaba. No te cagues aquí. No mees allí. No te muevas cuando te ducho, en fin…
Los primeros años fueron muy felices, crecí rápido y fuerte y eso les encantaba a mis amos, se discutían frecuentemente para elegir quien me tenía que tenía que llevar de paseo, quien me tenía que cepillas y esas cosas.
Disfruté mucho la primera vez que vi a Billy ir sobre una bicicleta, o la primera vez que Susana dio su primer beso, para aquel entonces tenía la cara llena de granos, o también recuerdo la vez en que el amo Tomy me enseño a traer el diario, incluso recuerdo los paseos con Cris, cuando me llevaba al mercado y el carnicero siempre me soltaba una chuleta. Pero de aquello hace mucho.
Cuando tenía cuatro años me castraron, yo no entendía porqué, vale lo reconozco es cierto que en algunas épocas del año me ponía de lo más tontorrón, pero solo duraba unos días, unas semanas como mucho, y me cortaron la picha. En cambio Billy estuvo así 5 años y nadie le dijo nada, que injusticia.
Los cachorros de humano, pronto se hicieron mayores, y poco a poco empezaron a dejarme de lado, al principio dejaron de pelearse por ver quién me sacaba a pasear, e hicieron una lista a colores para saber a quien le correspondía cada día. Todo comenzó bien, salíamos a la calle y yo ofrecía lo mejor de mí. Incluso me acuerdo una vez en que unos niños querían pegar a Billy y yo salí a defenderlo mordiéndole la pata a uno. Aunque no entendí muy bien porqué después de ayudar a mi joven amo me castigaron una semana sin salir a la calle.
Bueno lo que decía, con el paso del tiempo el cuadrante a colores se convirtió en un sacrificio para ellos, empezaron a decir que no podían sacarme y que tenían cosas más importantes que hacer. Por suerte el amo Tomy siempre estaba ahí para sacarme, aunque notaba en su cara que no estaba muy a gusto, yo me limitaba a andar y seguirle con el rabo entre las piernas.
Los paseos con el tiempo empezaron a durar menos y menos, y donde en un principio era una ronda a todo el barrio, se convirtió en una vuelta a la manzana, y con malas caras por lo que tardaba en hacer mis necesidades.
Ya por aquel entonces Cris me tenía mucha rabia y manía. Se lastimaba ante sus parientes de haberme llevado allí, decía que era una máquina de gastar dinero y un inútil, y hasta propuso llevarme a la perrera. Por suerte mi amo Tomy me salvó diciendo que era un buen perro y que no me merecía eso. Todos me miraron y no pude hacer otra cosa que agachar la cabeza.
Los años pasaron y la cosa fue de mal en peor. Billy ya apenas me hacía caso, siempre estaba enganchado al ordenador, hablando por el micrófono. De tanto en tanto me acercaba a él, a veces me acariciaba la cabeza y a veces me daba una patada, dependía del día. Con Susana si en un principio había cariño fue una ilusión, ya ni siquiera se dignaba a mirarme y cuando me acercaba contestaba con una mirada de asco que me alegara ya que le ensuciaría la ropa. Aunque eso no era lo peor, lo peor era Cris, siempre que me veía me insultaba, y si en alguna ocasión hacía mis necesidades sin querer en casa (los días que no podía aguantarme más porque no se acordaban de sacarme) me pegaba una paliza con su zapatilla. Por suerte el único que me hacia algo de caso era el amo Tomy, siempre estaba triste como yo. Pero él si que se acordaba de sacarme (excepto aquellas noches que volvía tarde de la oficina y con una peste a vino), también me lavaba y me acariciaba el pelo cuando estaba por casa.
Hará apenas medio años el doctor comunicó a mis amos que tenía una enfermedad crónica en los huesos. Billy ni siquiera mostró interés, Susana la niña dulce que me regalaba caramelos me miró y dijo que lo más sensato sería sacrificarme, Cris con ojos de odio dijo a su marido que por mi culpa se quedarían sin vacaciones, y Tomy…Tomy se quedó callado mirándome con ojos de pena y diciendo al doctor que empezara con el tratamiento.
Estos meses han sido los peores de mi vida, el cuerpo me duele por todas partes, solo me alivio cuando el amo me da una de esas pastillas blancas. Intentó mantenerme en pié y ser lo más cariñoso y leal que puedo, pero hay veces que no me aguanto. Billy pasa de mi completamente, Susana me culpa de que este año no irán a París, Cris me baña con una manguera de agua helada (cuanto hecho de menos la bañera con sales) y hasta incluso Tomy me trata de forma despectiva y distante.
Hoy, me llevan de nuevo al hombre de blanco. Dicen que me van a poner una vacuna, pero yo se que me van a matar, lo veo en sus ojos.
Supongo que esto es el ciclo de la vida nuestra. Me hubiese gustado ser de más utilidad, he hecho todo lo que he podido.
Un ladrido y adiós, Bobby.