martes, 28 de junio de 2016

Guía básica para superar el 26-J


Guía básica para superar el trauma del 26-J



¿Usted se considera progresista? ¿Está conmocionado con el aumento de votos de un partido conocido por sus innumerables casos de corrupción? ¿Cada vez tiene más clara que la solución es la independencia, aunque sea la de su barrio?

No se preocupe, diga conmigo Gus Frava, ya que en 5 minutos voy a exponerle un pequeño análisis para no tirarse desde lo alto del ‘Atlántico’ y acabar por fin con la cuenta atrás.


1. La economía ha crecido…


…no para todos igual, claro está. Empero, si una cosa es cierta es que el Paro durante estos meses ha bajado, y el PIB y el IPC han subido.
¿Hemos salido de la crisis? Sí y no, la respuesta exacta es que hemos rebajado nuestro nivel de vida, y nos hemos adaptado. Vaya que nos han quitado las pagas, nos han jodido las vacaciones, y ya no tenemos el pase del Port Aventura.
Muchas vecinas y vecinos del bloque han pensado que, oye mira, mejor aceptar esta nueva realidad que probar cosas nuevas. Es decir, mejor arreglo el viejo coche que comprarme otro, vaya a ser que me salga más caro.


2. El telemárketing cansa

¿Alguna vez se ha sentido molesto cuando le llaman para cambiarse de compañía móvil? Muchos dirán que sí, pues esto es lo que ha pasado a nivel general. Mucha gente sabía que su actual operadora, llamada Partido Popular iba bastante mal: cobraba muchas comisiones, era lenta, y constantemente ponía nuevas condiciones, o leyes, que no quedabas satisfechas. La otra gran compañía, la del PSOE; parecía que tampoco iba a cambiar mucho a la azul. Pero lo peor es que las lowcost, sólo incidían en que eran mejores que la actual, pero eran muy indecisas en las condiciones, en especial la morada de Podemos, que aunque tenía los mejores servicios públicos, cuando hablabas de referéndums y proyectos de ley parecían ser ambiguas, y que a la larga te cobrarían alguna comisión de más.

En fin, que aunque muchos fueron a votar pensando que su compañía política era una patata, decidieron renovar el contrato ya que las otras tenían la letra muy pequeña y muy borrosa.


3. No confió ni en mi sombra

Nada, la semana pasada los británicos y los norteños de Irlanda, los Stark de allí, decidieron darle matarile a la Unión Europea. Nada nuevo en la historia de Reino Unido, estas cosas las suelen hacer cada 50 años. Ya se les pasará.
Pero claro, mucha gente del barrio empezó a pensar que esto de las votaciones y la democracia debería tener sus límites. Si ya nos matamos en la comunidad de vecinos cuando votamos, imagínese en un estado. 
Así que muchos pensaron que lo mejor es que nos dejemos de plebiscitos, y de democracia real, y sigamos tal y como está la cosa. Al fin y al cabo, en cualquier bar de la península habrá un cartel, en castellano, catalán, vasco, gallego o chino mandarín, en el que ponga: AQUÍ NO SE FÍA NI DEL TATO.



4. Made in China vs Made in Japan

¿A qué no es lo mismo una radio SONY que una SONYA? Pues eso pensaron muchos al votar el pasado domingo. Pensaron que después de probar el aparato naranja que sólo sintonizaba la SER como emisora, era mejor quedarse con la azul de toda la vida, que aunque estaba un poco roída todavía se escuchaba la COPE en alta calidad. 
Y es que no hay nada como comprar marcas originales, aunque a veces mantener los Nokia 3210 pasa de ser retro a ser hortera.


5. Nos nos gustan los robots

Si algo ha intentado el líder del PSOE es mimetizarse con un robot, ser la Inteligencia Artificial pura. En cada discurso repetía lo mismo, había logrado ser un compuesto orgánico perfecto, pero aun así fracasó, ¿por qué?
Por que somos el país del Sálvame, del Gran Hermano, del Hombres y Mujeres, y eso también es cultura, quizás no la que nos gusta, pero es folklore sin duda. Repetir discursos es aburrido, y más para decir siempre lo mismo. Si Pedro hubiese aprendido de su colega Jorge Javier le habría ido mucho mejor. Es mejor decir que la coleta de Pablo se lava con Pantene expert que cuesta 10 euros el bote ¡mire que austero! que decirle que los de Podemos no le han dejado jugar a la pelota con los naranjitos una y otra vez.


6. La metafísica es una mierda

Mira, si una cosa tengo clara es que a la gente le gustan las cosas que se palpan. Si vamos a una feria es para que nos den muestras de lo que sea, si vamos a un banco cogemos caramelos, si pasamos por el stand de algún partido en Sant Jordi es para que nos den algún regalo, y si vamos a una conferencia de ‘no se qué’ es porque queremos un Tamagochi o un Papiro egipcio.
Queremos cosas físicas, y nada de valores éticos, o conciencias, o culturas alternativas. La gente del barrio no sabe lo que es el TTIP, la prima de riesgo, o los eurochocobonos, y sinceramente, tampoco les importa, así que si nos vas con cosas tangibles, ergo que se puedan visualizar, pues como que no les interesa mucho.



En definitiva, aquí os he expuesto alguna razón para que dejéis de golpearos la cabeza con la puerta, y no blasfeméis más en arameo.

Todo tiene a veces una lógica más simple de la que nos creemos, y sólo hace falta pasarse por algún bar del barrio para reconocerla. Quizás eso es lo que les hace falta a los que hablan tanto del cambio, dejar un poco de lado los tecnicismos para escuchar lo que opina la gente.

Por otra parte decir que muy a nuestro pesar en las próximas elecciones dudo que se presente Gandalf el mago, Harry Potter o Juan Tamariz, así que si queremos un cambio real en nuestra sociedad tenemos que comenzar con la implicación social en la organización de cada barrio, nadie va a regalarnos nada, si queremos unas mejores condiciones de vida tendremos que implicarnos también.


El mundo se empieza a cambiar desde el patio de cada casa.


lunes, 13 de junio de 2016

Ensayo: La irrupción de la CUP





Sabiendo de las dificultades, me he atrevido humildemente a hablar de la CUP, un pequeño ensayo sobre su historia, desde la Transición hasta nuestros días.


LA IRRUPCIÓN DE LA CUP 



"La CUP, sin lugar a dudas ha sido uno de los fenómenos políticos más importantes en Catalunya en el siglo XXI. Estas candidaturas populares, cuyas raíces llegan hasta la Transición, han provocado ríos de tintas en múltiples diarios y noticiarios. Con un discurso anticapitalista, feminista e independentista, obtuvieron en las elecciones autonómicas catalanas de 2015 unos resultados espectaculares, más de trescientos mil votos, convirtiéndose en la llave para un posible gobierno nacionalista.

Pero el impacto de la CUP va mucho más allá del mundo electoral, durante la primera y segunda década del siglo XXI, centenares de asociaciones, y casales, se han esparcido por todo el territorio catalán dibujando un tejido asociativo novedoso y fresco en muchos municipios. La red de la izquierda independentista se ha ampliado a pasos agigantados, y ya no sólo tienen presencia en el interior de Cataluña, también en ciudades con una gran extensión de inmigración castellana y andaluza. 


Su discurso no es novedoso, muchos de sus postulados ya los defendían organizaciones de la izquierda independentista durante la transición, como el PSAN. Pero es precisamente a partir de la mitad de la primera década del siglo XXI, cuando su avance se vuelve espectacular."


Podéis descargarlo en el siguiente enlace:

https://drive.google.com/file/d/0B2sJ22dAvsNWZDllNWd4ZWhIeUE/view?usp=sharing




viernes, 3 de junio de 2016

Novecento, o la clase trabajadora ante el 26-J


Novecento, o La Clase Trabajadora ante el 26J


El próximo 26 de junio de 2016 todos los españoles y españolas están convocados a urnas para decidir la composición parlamentaria de la duodécima legislatura del Congreso de los Diputados. 

La ya finalizada undécima ha sido un fracaso a nivel político, con lo cual los partidos volverán al ruedo para saber qué deciden los votantes sobre su futuro.

Lo que está claro es que el país vive un momento complicado: el paro (superior al 20% de la población activa) , una deuda exterior que no para de subir (1,78 billones de euros), y una economía cada vez más frágil, dependiente al cien por cien del designio de los grandes mercados europeos y norteamericanos.

El paro en concreto ha sido un mal endémico que de momento nadie ha sabido solucionar, y ya no sólo es un problema de falta de trabajo, también se suma que el nuevo trabajo es más precario para el trabajador, como exponen las principales federaciones sindicales y la propia OIT.

La economía ha sido un fracaso estrepitoso, los gobiernos han vuelto a suspender matemáticas, algo básico en la gestión del país. Los principales damnificados, la clase trabajadora, han visto una regresión continua de su economía. Y cuando me refiero a clase trabajadora, no sólo me refiero a oficiales no cualificados, esa gran masa mileurista o por debajo del mileurismo, o ya directamente parados, muchos por debajo del umbral de la pobreza, me refiero también a especialistas y técnicos cualificados. La crisis económica ha llegado a todas las casas de los trabajadores. 

El INE mostró que si en 2009 los ingresos medios por hogar eran de 29.634 euros, en 2014 bajaba a 26.154, con lo cual sale una reducción en la ‘pasta’ de cada hogar del 11,75%. 

Pero no todos los españoles han sufrido la crisis de la misma forma. En el informe ‘Gobernar para las élites’ de Intermon Oxfam de 2015, se expone que España es el segundo país de la OCDE en el que más ha crecido la desigualdad desde el inicio de la crisis. Los datos asustan, el 1% más rico de España tiene tanto como el 30% más pobre. El país, es el segundo estado de UE en el que más ha crecido las distancias entre rentas altas y bajas.

Y ¿qué ha provocado esta desigualdad? Seguramente la respuesta sea multifactorial, pero sin lugar a duda las Reformas Laborales del 2010 (PSOE) y del 2012 (PP), que modificaron de lleno el principal código legal laboral (Estatuto de los Trabajadores), tienen mucho que ver. Ambas reformas fueron expuestas como soluciones para frenar el paro y devolver a los mercados confianza. Pero realmente ¿qué supusieron?

La primera, la Reforma Laboral del 2010, nace como respuesta a una exigencia de la CEOE ante el sistema de despido. Según la patronal era necesario facilitar el despido para que las grandes empresas pudieran ser más flexibles. Esto significaba básicamente que se rebajaban los requisitos para justificar el despido por razones económicas, técnicas, productivas u organizativas. Esto se materializó en una modificación sustancial del Estatuto de los Trabajadores: los nuevos contratos tendrían una indemnización de 33 días por año frente a los 45 días anteriores, pudiendo ser sólo 20 días por años cuando las empresas pudieran prever pérdidas. 
Además, esta Reforma facilitaba los ERE a través del silencio administrativo, es decir si en 15 días no había contestación por parte del Estado, se daba como positivo. Otro punto era que se podría modificar unilateralmente las condiciones de trabajo (artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores), con lo cual la empresa tiene plena potestad de cambiar el horario, el turno y las retribuciones de forma colectiva o individual.
Por último matizar otros dos puntos, de los muchos que cambió la Reforma laboral del PSEO. El primero es que las ETT comenzaban a tener poder en la orientación, asesoramiento y colocación de los parados, externalizando un servicio básico de los trabajadores. El segundo, que se baja del 5% al 2,% el índice de absentismo del conjunto de la empresa que se toma como referencia para el despido del trabajador.

Todas estas reformas parecieron exiguas para la patronal y para los mercados europeos, la llamada troika. Por eso con la llegada del PP al gobierno a finales de 2011, no sorprendió una nueva oleada reformista en el ámbito laboral.

En 2012 el PP aprobaba por mayoría absoluta otra modificación de los Estatutos de los Trabajadores. Se implantaban el despido objetivo, en el cual una empresa podrá despedir al trabajador por causas objetivas cuando tengan una caída de ingresos durante tres trimestres consecutivos. También se rebajó el cobro del despido improcedente, ya que la indemnización de estos bajaba de 45 días a 33 días por año, con un máximo de 24 mensualidades, frente a las 42 anteriores.
Se introduce también el despido por causas económicas en las administraciones y empresas públicas, y en lo referente a la negociación colectiva el convenio que prevalece es el de la empresa en detrimento de los convenios sectoriales.
Se introduce el concepto de ultractividad, que significa que se termina con las prórrogas automáticas d los convenios en caso de desacuerdo.
Y por último, entre otras medidas, se facilita el absentismo individual como causa de despido y se crea un contrato de emprendedores, en el cual se puede tener a un trabajador durante un año en un periodo de pruebas, al cual se puede despedir sin indemnización.

Y todas estas medidas ¿han funcionado? Pues la respuesta es que sí, pero no para todos igual. Según el informe Capgemini y RBC de 2014 el número de ricos ascendió en un 40% desde 2008. La desigualdad aumentó, miles de nuevos ricos incrementaban sus haciendas, mientras más de 500.000 jóvenes españoles emigraban al Norte de Europa en busca de un futuro.

Esta claro que el incremento de desigualdades, y el descenso del nivel de vida medio de los trabajadores, no tienen como único factor las Reformas Laborales, ya comenté antes que la respuesta es multifactorial. Pero sin duda que en el bolsillo de cada familia trabajadora, las reformas se han notado. 

Ante esto la clase trabajadora tiene un dilema ante las próximas elecciones del 26-J, ¿merece la pena votar? ¿en quién confiar? Las respuestas siempre son subjetivas, pero lo que es evidente es que las Reformas Laborales no han logrado su objetivo, con lo cual más que Reformas, se han convertido en Contra-reformas.
La clase trabajadora tiene la difícil decisión de si puede confiar en votar a algún partido. La abstención es más que tentadora.

El voto de la clase trabajadora, si es que decide votar, con la lógica antes mencionada sólo puede ser para aquellas opciones políticas que hagan frente común con las políticas liberales de las Reformas Laborales de 2010 y 2012. Ya no hay más opciones a reformas made in Germany. Si se quiere acabar con la desigualdad, lo primero es dignificar los salarios laborales en pro de una mayor justicia social.

Artículo publicado en Circ de Tarragona el 31 de mayo de 2016