Guía básica para superar el trauma del 26-J
¿Usted se considera progresista? ¿Está conmocionado con el aumento de votos de un partido conocido por sus innumerables casos de corrupción? ¿Cada vez tiene más clara que la solución es la independencia, aunque sea la de su barrio?
No se preocupe, diga conmigo Gus Frava, ya que en 5 minutos voy a exponerle un pequeño análisis para no tirarse desde lo alto del ‘Atlántico’ y acabar por fin con la cuenta atrás.
1. La economía ha crecido…
…no para todos igual, claro está. Empero, si una cosa es cierta es que el Paro durante estos meses ha bajado, y el PIB y el IPC han subido.
¿Hemos salido de la crisis? Sí y no, la respuesta exacta es que hemos rebajado nuestro nivel de vida, y nos hemos adaptado. Vaya que nos han quitado las pagas, nos han jodido las vacaciones, y ya no tenemos el pase del Port Aventura.
Muchas vecinas y vecinos del bloque han pensado que, oye mira, mejor aceptar esta nueva realidad que probar cosas nuevas. Es decir, mejor arreglo el viejo coche que comprarme otro, vaya a ser que me salga más caro.
2. El telemárketing cansa
¿Alguna vez se ha sentido molesto cuando le llaman para cambiarse de compañía móvil? Muchos dirán que sí, pues esto es lo que ha pasado a nivel general. Mucha gente sabía que su actual operadora, llamada Partido Popular iba bastante mal: cobraba muchas comisiones, era lenta, y constantemente ponía nuevas condiciones, o leyes, que no quedabas satisfechas. La otra gran compañía, la del PSOE; parecía que tampoco iba a cambiar mucho a la azul. Pero lo peor es que las lowcost, sólo incidían en que eran mejores que la actual, pero eran muy indecisas en las condiciones, en especial la morada de Podemos, que aunque tenía los mejores servicios públicos, cuando hablabas de referéndums y proyectos de ley parecían ser ambiguas, y que a la larga te cobrarían alguna comisión de más.
En fin, que aunque muchos fueron a votar pensando que su compañía política era una patata, decidieron renovar el contrato ya que las otras tenían la letra muy pequeña y muy borrosa.
3. No confió ni en mi sombra
Nada, la semana pasada los británicos y los norteños de Irlanda, los Stark de allí, decidieron darle matarile a la Unión Europea. Nada nuevo en la historia de Reino Unido, estas cosas las suelen hacer cada 50 años. Ya se les pasará.
Pero claro, mucha gente del barrio empezó a pensar que esto de las votaciones y la democracia debería tener sus límites. Si ya nos matamos en la comunidad de vecinos cuando votamos, imagínese en un estado.
Así que muchos pensaron que lo mejor es que nos dejemos de plebiscitos, y de democracia real, y sigamos tal y como está la cosa. Al fin y al cabo, en cualquier bar de la península habrá un cartel, en castellano, catalán, vasco, gallego o chino mandarín, en el que ponga: AQUÍ NO SE FÍA NI DEL TATO.
4. Made in China vs Made in Japan
¿A qué no es lo mismo una radio SONY que una SONYA? Pues eso pensaron muchos al votar el pasado domingo. Pensaron que después de probar el aparato naranja que sólo sintonizaba la SER como emisora, era mejor quedarse con la azul de toda la vida, que aunque estaba un poco roída todavía se escuchaba la COPE en alta calidad.
Y es que no hay nada como comprar marcas originales, aunque a veces mantener los Nokia 3210 pasa de ser retro a ser hortera.
5. Nos nos gustan los robots
Si algo ha intentado el líder del PSOE es mimetizarse con un robot, ser la Inteligencia Artificial pura. En cada discurso repetía lo mismo, había logrado ser un compuesto orgánico perfecto, pero aun así fracasó, ¿por qué?
Por que somos el país del Sálvame, del Gran Hermano, del Hombres y Mujeres, y eso también es cultura, quizás no la que nos gusta, pero es folklore sin duda. Repetir discursos es aburrido, y más para decir siempre lo mismo. Si Pedro hubiese aprendido de su colega Jorge Javier le habría ido mucho mejor. Es mejor decir que la coleta de Pablo se lava con Pantene expert que cuesta 10 euros el bote ¡mire que austero! que decirle que los de Podemos no le han dejado jugar a la pelota con los naranjitos una y otra vez.
6. La metafísica es una mierda
Mira, si una cosa tengo clara es que a la gente le gustan las cosas que se palpan. Si vamos a una feria es para que nos den muestras de lo que sea, si vamos a un banco cogemos caramelos, si pasamos por el stand de algún partido en Sant Jordi es para que nos den algún regalo, y si vamos a una conferencia de ‘no se qué’ es porque queremos un Tamagochi o un Papiro egipcio.
Queremos cosas físicas, y nada de valores éticos, o conciencias, o culturas alternativas. La gente del barrio no sabe lo que es el TTIP, la prima de riesgo, o los eurochocobonos, y sinceramente, tampoco les importa, así que si nos vas con cosas tangibles, ergo que se puedan visualizar, pues como que no les interesa mucho.
En definitiva, aquí os he expuesto alguna razón para que dejéis de golpearos la cabeza con la puerta, y no blasfeméis más en arameo.
Todo tiene a veces una lógica más simple de la que nos creemos, y sólo hace falta pasarse por algún bar del barrio para reconocerla. Quizás eso es lo que les hace falta a los que hablan tanto del cambio, dejar un poco de lado los tecnicismos para escuchar lo que opina la gente.
Por otra parte decir que muy a nuestro pesar en las próximas elecciones dudo que se presente Gandalf el mago, Harry Potter o Juan Tamariz, así que si queremos un cambio real en nuestra sociedad tenemos que comenzar con la implicación social en la organización de cada barrio, nadie va a regalarnos nada, si queremos unas mejores condiciones de vida tendremos que implicarnos también.
El mundo se empieza a cambiar desde el patio de cada casa.