lunes, 30 de octubre de 2017

Cuando éramos izquierda


Cuando éramos izquierda


Vivimos en tiempos convulsos, o al menos eso lo parece. Los movimientos sociales fluyen, algunos suben, otros bajan, y el tiempo pasa y pasa. El capitalismo financiero se mantiene, y en un mundo cada vez más digitalizado la izquierda como ideología continua en el destierro de la historia.

A lo sumo, se ve una tenue luz que ilumina progresismo cínico, exaltación de la arrogancia y un chovinismo rancio. Pero, y qué más queremos si todavía no hemos sido capaces de ver que las ruinas de un muro berlinés son las nuestras propias.

Después de un tercer cuartil de siglo espectacular en lo que se refiere a mejoras sociales, nos tocó vivir de los réditos pasados, del papá cuéntame otra vez y del más vale malo conocido que malo por conocer. 

Pasamos al siglo XXI con el anarquismo en vías de extinción, el comunismo cuestionado hasta la saciedad y el socialismo low cost. ¡Así no va! diría alguno y cierto es, así nos va, como el ojal. Los movimientos obreros en claro retroceso, el feminismo contraatacado de la forma más perversa y los partidos izquierdistas que miran más la encuesta que la plaza nos han llevado a un estado de conmoción universal. ¡Vaya ostia!

Suerte que en este huracán de vacío ideológico al menos se ha logrado algunas pequeñas victorias, si no fuera por los movimientos sociales, los colectivos LGBTI o algunas organizaciones antiglobalizadoras, nuestro desastre sería todavía mayor.

Pero, y ¿qué queremos? Hemos dejado que conviertan a la URSS en una especie de estado diabólico antihumano, en Cuba como la máxima expresión de anacronismo o al anarquismo español en una camiseta de Pull & Bear, en fin, a toda una lucha en un hagstag.


Así que nada, cuando podáis ir a Berlín, comprar esos trozos de muro falso que venden en cada esquina de la ciudad a 10 euros, y empecemos a reconstruir la izquierda. 

No hay comentarios: