Hace pocos días fui al cine con un amigo. No sabíamos muy bien que película ver, así que miramos en las diferentes carteleras de los centros cinematográficos más cercanos a ver que películas había. Observamos en una cartelera la exposición de un documental llamado "La última cima", así que rápidamente miré la sinopsis que es la siguiente:
Pablo Domínguez, sacerdote, sabía que iba a morir joven y deseaba hacerlo en la montaña. Entregó su vida a Dios… y Dios aceptó la oferta. Ahora dicen que está vivo. Pablo era conocido y querido por un número incalculable de personas, que han dejado constancia de ello después de su muerte.
Bueno cualquiera diría que parece ser que merece la pena echar una ojeada. Sabíamos que era un documental, pero eso no nos echo para atrás. Tenía la esperanza de ver algo interesante.
Pagamos la entrada y nos sentamos en las butacas. Estábamos solos. 2 personas en una sala para 120.
El documental comenzó.
Empieza con el director hablando sobre los motivos por los cuales había hecho dicho rodaje. 5 minutos. Audio pensoso. Siguiente escenas. Los amigos y familiares de Pablo comentan pequeñas aventurillas "pícaras" del sacerdote. Casualmente todos los hombres vestían polos caros, vivían en casas donde el salón es como mi piso, y se preocupaban "mucho" por el hambre en el mundo. Ya sabéis, típicos snobs que donan el 0,1% de su capital a una ONG para sentirse mejor.
No podía ser mayor nuestra cara de perplejidad ante tal pérdida de tiempo. Entiendo que es un homenaje a este sacerdote, que no voy a decir yo que no tenga mérito, pero parece más una cinta de recuerdos de una comunión que un largometraje serio.
Defraudado. Pensé , iluso de mí, que encontraría una experiencia enigmática y conmovedora de un sacerdote en su búsqueda interior, que pierde la vida en una gran cima. Y resultó ser una cinta casera hablando de un cura que se murió con una amiga (a saber, dejo allí la idea...) en el Moncayo, una de las clásicas cimas de "alta" montaña.
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