II: La negación del ser
Estoy harto, realmente
harto, de escuchar a la gente decir que todo el mundo tiene un don. Como si la
existencia de tu ser fuera a cambiar el rumbo del mundo. Y sí, ya sé, ahora por
la mente os vendrán nombres de grandes dictadores que por su voluntad han
cambiado el destino de la humanidad. Dejad un lugar al escepticismo, y acabad
con la verborrea virulenta que ampara en las mentes colectivas.
Para ser consciente de lo que eres, tienes que empezar de
cero, y para empezar de cero debes negar tu existencia, y no me refiero a negar
que existes, lo cual es una paradoja en plena regla, ya que todos sabemos que
el ser existe. A lo que me refiero es negar cualquier precepto anterior a tu
persona, negar que hayas nacido para algo, como que Dios te ha enviado al mundo
con una misión. Es mentira. Tus padres un día decidieron tener coito, y tú
naciste. Nada más simple que eso.
Esta negación del ser requiere quitarte las estúpidas
premisas de tener un don, un talento, o un poder sobrenatural. No es cierto.
Otro en tus mismas condiciones podría hacerlo como tú. Por ejemplo Usain Bolt es
en 2011 el plusmarquista mundial de los 100 metros lisos, con un tiempo de
9,58s. Podríamos pensar que es único en el mundo, y que ha nacido para correr,
pero realmente ¿cuánta gente, a nivel mundial, practica atletismo? Y de esta
gente ¿cuántos corren los 100 metros? Y de estos ¿cuántos pueden permitirse vivir
de ello? Y de esta selección ¿cuántos tienen entrenador personal y un equipo de
gran calidad? Pocos, ¿verdad? Si todo el mundo, es decir 7 mil millones de
personas tuviésemos esas condiciones, seguramente habría gente más rápida, o
cómo mínimo igual de rápidas que Usain. Y no quiero entrar en detalles, de
vida, alimentación y genética propia del corredor.
A lo que quiero llegar con todo esto, es que para empezar de
cero, debes negarte como ser, vaciar la caja de calificativos impuestos por los
demás y prejuicios. Tú serás lo que tú quieres ser, pero para ello debes
conocerte a ti mismo, debes saber cómo eres. Si tienes alguna discapacidad
debes reconocerla y asumirla, sólo así comenzarás a aceptarte y a ver las cosas
como realmente son. El único que te conoce bien eres tú mismo, ni tu madre, ni
tu hijo, ni Dios, ni tu pareja, ni nadie, sólo tú te conoces, y lo más
importante, sólo tú eres responsable de tus actos.
Por eso el segunda viaje interior que he sufrido ha sido la
negación de mi ser. No soy más que
cenizas y polvo. El hombre es fruto de una evolución. El mundo no depende de mi
existencia. El responsable de mi vida soy yo.
Aunque pueda parecer un mensaje totalmente pesimista, no es
así, sólo reconociendo lo que realmente eres puedes llegar a conocer lo que
puedes hacer.
Cuadro
El viajero contemplando un mar de nubes - Caspar David Friederich
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