Argo, algo más que un thriller
Hace poco vi la película triunfadora de los Oscars del año pasado, Argo. Un thriller dirigido y protagonizado por Ben Affleck, célebre como actor por sus actuaciones en Armagedon, Shakespeare in Love o Pearl Harbor. Y desde 2007 ha realizado varias películas como director con buena acogida, como Adios, pequeña adios y The Town.
Argo es una buena película como tal, y me explico, en el lenguaje cinematográfico, en el cual me confieso que todavía soy un novato, veo en el filme una gran puesta en escena. Los escenarios donde se desarrolla la trama están muy bien logrados, de ello es que haya ganado el Oscar al mejor montaje. Los personajes transmiten esa tensión tan necesarias en un buen thriller, manifestando una sensación de constante adrenalina, de no saberlo que va a suceder. Por su parte el guión está elaborado, y salvo algunas escenas donde se peca de tedio innecesario, en general es un buen trabajo.
Ben Affleck como actor peca un poco de ego, algo parecido a Mel Gibson en sus películas, pero la diferencia, a mi juicio, es que el segundo supera en la profesión con creces al primero. Affleck es bastante monótono y su intento de hacer un héroe nacional se desencaja con su perfil. Aunque, en definitiva, su papel no es desastroso, simplemente normalito.
Ahora bien, y dicho todo esto, tengo que confesar que la película no me ha gustado nada, me recuerda mucho a El Nacimiento de una Nación de D.W. Griffith, una película que hace apología al movimiento del Ku Klux Klan.
A mi entender las películas tienen que ser algo más que un entramado cinematográfico dedicado al entretenimiento puro y llano. El cine, si quiere ser considerado arte, debe tener una vocación artística, y en Argo no la veo. Su maniqueísmo es apabullante, me recuerda a aquellas películas de Jean ClaudeVan-Damme, donde los enemigos siempre son muy tontos y muy malos. En el caso de la película de Affleck se presenta al pueblo iraní como unos radicales, que tienen un odio profundo a los americanos injustificado, y son gilipollas.
-Y ¿qué hay de la casa blanca?
-Carter está cagado de miedo, los canadienses ya no pueden más. Dicen que ya se han arriesgado demasiado y su ministro de asuntos exteriores ya ha abordado a Evans en Bruselas, y le ha dicho que quiera a los séis fuera.
-¿Quién más lo sabe?
-Sólo las familias. Pero un gilipollas de nuestra embajada tenía un archivo con fotos de todos los que trabajaban allí.
-Dios santo.
-Lo triturarían antes de que entraran. Pero los cabrones estarán usando a niños explotados para volver a unir los pedazos, y en cuanto recompongan ese archivo sabrán que seis norteamericanos han escapado y qué aspecto tienen. No cabrá un alma en la plaza donde los decapitarán.
No quiero entrar en debate de la valentía de los personajes reales, o del sufrimiento de los rehenes, que sin duda no está justificado, pero no querer dar detalles del entramado geopolítico que se estaba viviendo en ese momento hace que parezca que los iranís son una panda de hijos de puta como mínimo. Por otra parte ya dice mucho la introducción de la película, que creo que es la forma que tienen muchos occidentales de ver a estos países, es decir, descripción gráfica y simple, donde te explican por que actúan así.
Y si nos fijamos al detalle, vemos escenas como el perro agresivo en el alambre, la sirvienta huyendo del país, los niños llorando en el aeropuerto, que nos transmite la sensación de injusticia, de que allí hay que hacer algo para cambiar esa situación. Y todo esto, y que la academia por excelencia de Cine nombre a Argo como Mejor película, no es casualidad. Los gobiernos norteamericanos quieren justificar a toda costa su presencia en los países de Oriente Medio, como gendarmes de la justicias, y este tipo de películas van muy bien, sobre todo en un momento como el actual en el que Irán está bajo el gran ojo occidental. La apología al intervencionismo militar es constante, y toda acción parece estar justificada.
-Genial ¿Refugiamos a cualquier capullo porque tengan cáncer? (Se refieren al Sha)
-No, sólo a los capullos que estén de nuestro lado, para que el resto de capullos en sus tronos de capullos sepan que cuando los echen no les quitarán el puto bazo un veterinario de camellos del Sinaí.
Por todo ello Argo es cuadro muy bien pintado, muy bien trabajado, que denota talento. Pero el tema del mismo está vacío, esta hueco, ya que lo que transmite es tendencioso y maniqueo, y por lo tanto no me gusta.
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