Equipo En Comú Podem Tarragona para municipales 2019 |
Orgullo y prejuicio
Este 15 de junio Tarragona ha dado un giro político inesperado. La segunda fuerza y la quinta han llegado a un acuerdo de gobierno. Mucha gente estará pensando ¿qué ha pasado? En este artículo, y como parte culpable de todo lo que ha pasado lo intentaré explicar.
La noche del 26M estuvo llena de sorpresas. El PSC, arrinconado en la esquina del ring, había resistido pírricamente. Se había dejado dos concejales y había dejado en cuadros a su escudero popular. Ciudadanos por otro lado había tenido un coitus interruptus, de pensar que podían ser más votados que los socialistas, a quedarse igual que antes sin capacidad de ser decisivos.
Uno de los dos grandes ganadores fue ERC, sin duda, que por poco no hace el soprasso al PSC. Si lo hubieran conseguido el juego se habría acabado ese mismo días. JXTGN y CUP se mantenían. Pero la llave de gobierno pasaba por un grupo político variopinto llamado En Comú Podem Tarragona.
En otro contexto político lo lógico hubiese sido un pacto fuerte entre PSC y ERC, dos partidos de centro-izquierda progresista. Pero la tesutira nacional y las desavenencias políticas entre ambos eran notorias. Ricomà fue el más rápido en desenfundar: ¡abran juego! Surge la hipóteisis del Gobierno Frankestein.
En pocos días seis de los siete partidos se posicionan en dos grupos. La selección rojigualda por un lado, donde estaban convocados PSC, PP y CS. Por otra parte, en el equipo titular del bando catalanista ERC, JXTGN y CUP. Ahora quedaba que el árbitro, En Comú Podem, pitara el partido.
Pero los comuns, que eran los dueños de la pelota decidieron jugar también el partido. Entoces comenzó el cortejo. Las reuniones con PSC y ERC marcaban dos líneas diferentes a nivel de seducción. Por una parte el PSC fue de partido duro y trató a los morados como si fueran gente inocente que vaga por el mundo político sin rumbo. Sin embargo ERC quería ganarse a los comuns desde igual a igual. Todo lógico teniendo en cuenta que ERC necesitaba sí o sí los votos y al PSC le valía con una abstención.
Mientras tanto, el resto de jugadores esperaban nerviosos el final de la película, dejando claro que los comuns serían unos traidores pasara lo que pasara.
Y ¿qué hicieron los Comuns? Estar tranquilos. Pusieron por delante el acuerdo programático, que sin duda era mucho más extenso que cualquier otro, tenía 5 páginas y más de 60 medidas. A partir de ahí la pregunta era quién garantiza mejor que se cumpla. La resupesta fue ERC, que había hecho un all-in con los Comuns. El PSC no igualó, ni tampoco superó la oferta. Una buena jugada hubiese sido un paso al lado de Ballesteros y poner a Ramos al frente como primera alcaldesa de la ciudad, un movimiento que hubiese dividido a la coalición morada.
El orgullo socialista, justificado o no, y el prejuicio a un grupo político nuevo e inexperto fue lo que hizo posible que ERC vuelva a gobernar 80 años después en la Plaça de la Font.
La generosidad y la humildad de los republicanos lograron que el monstruo cobre vida. Los comunes dijeron que querían una Nueva Tarragona, pues ya está aquí. La pregunta es ¿será mejor que la que había?
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