La sinceridad resiste como palabra en el siglo XXI, carnet de identidad y de carácter. Es una palabra usada por mentirosos. Irónico.
Yo soy un tipo falso. Lo confieso. Aunque sé que diciendo esto me acerco a la sinceridad, a lo verdadero, a lo bello. Pero aun así no me retracto, ni tampoco me echo flores, válgame Dios.
Como os decía, soy un tío falso. Cada día hago eco de mi mentira: aparentando interés sobre temas absurdos, intentando crear armonía, o simplemente agudizando mis rasgos faciales para complacer y ser aprobado por otro simiente de mi especie.
Es absurdo. Lo sé. Pero si no realizo estás maniobras caigo en la desdicha de poder ser tildado de autista, asocial y en definitiva: un parias. Por eso me salvaguardo, como Moises a la imagen de la serpiente en la mentira, el engaño y la autocomplacencia.
Por este motivo me causa gran hilaridad cuando la mayoría de personas se autoproclaman (como si fuese tan sencillo) heraldos de la verdad. Los Cids campeadores de la sinceridad, de la palabra de honor, de la honradez. Cuando, evidentemente, proclamando eso crean una mentira. La gran mentira.
Estoy resuelto: el próximo tipo que me diga que es una persona que va de cara tendrá mi anatema eterna.
4 comentarios:
Bueno, de vez en cuando necesitamos mentir, perono mentir para sentirnos mejor sino mentir para hacer sentir mejor alguien :)
Esto me parece demasiado relativo.
¿Tanto te importa que te tilden de autista si no te mueves como esperan?
En el mundo solo hay dos clases de personas las que te importan y las que no.
A partir de hay esta todo dicho, los que no vean mas allá de sus narices que se vayan a la mierda.
Se tu mismo, no hay nada mejor, al fin y al cabo vivimos en una eterna mentira.
Y que conste: Yo miento, cuando se que sacare algo de provecho.
Gracias por comentar.
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