jueves, 16 de noviembre de 2017

Historia del cine: Apocalyse Now (1979)



Apocalypse Now
1979
Francis Ford Coppola



"This is the End, my only friend the End"

Una película que empieze con la canción de The End de The Doors, una selva en llamas, mezclado con un estado onírico, no puede ser más que el inicio de una de las mejores películas bélicas de la historia.

Pero la obra de Francis Ford Coppola es mucho más que una buena dosis de pirotécnia visual, música psicodélica y banderas amercianas. El filme parece más una road movie, que una película de guerra. El protagonista, al igual que nosotros, nos adentramos poco a poco a la selva, al miedo, al terror, en definitiva, al fin. 

Un guión trabajado y sobrio soporta gran parte de la película, que salvo algunos puntos flojos, mantienen la tensión constante. El protagonista, Martin Sheen calca a la perfección su personaje, pero sin duda el mejor personaje es Kurtz, al cual Coppola le dedica, con mimo, gran parte de la transcendencia del largometraje.

El contexto, la Guerra de Vietnam, no deja de ser secundario, al igual que las causas, el director quiere sacar hasta la última gota de "El corazón de las tinieblas", la obra de Joseph Conrad de la cual se basa la obra de Coppola.

En fin, obra maestra.

martes, 31 de octubre de 2017

Poseía: Gracias y desgracias de una farola



Gracias y desgracias de una farola

Son muchos años aquí tiesa, alta y esbelta,
pasa el tiempo y pierdo el lustre que tenia recién puesta,
recién colocada, pensé: a ver lo que aguanto sin vandalismo
a ver lo que duro de pie, en este sitio.
Un macarra me pegó un ladrillazo y mi luz dejó de verse,
tardaron en arreglarme por lo menos dos meses,
puto ayuntamiento, soy de un barrio común,
si hubiera sido en el centro, al día siguiente cubierto el desperfecto.
Aunque farolas del centro aguantan pedradas de manifas,
pues que se jodan las muy pijas.
Odio las del paseo Independencia y su moderno diseño,
perfectas para ahorcarse y ponerse la soga al cuello.
Aguanto agua, nieves, cierzo, granizo,
dicen que viviendo aquí puedes aguantar el clima de cualquier sitio.
Soporto mierdas de palomas, mierdas de perros,
permanezco pasiva sin poder hacer nada al respecto,
en verano mi luz, atrae a bandadas de polillas y mosquitos
¡y aun así ilumino tu camino!
Doy varios servicios, el uno, de mi cuelgan carteles
de ventas de pisos y también de curro,
atan bicis a mi falda, el roce de la pitón me pone.
Pequeños affaires, se me erizan mis cables de cobre
esa choza engancha mi corriente y ya tiene luz gratis,
a ver cuánto les dura el trapi.
Siempre estoy ahí, pero soy más nocturna que diurna,
mi jornada empieza al ponerse el sol y al salir la luna
curro menos que ese semáforo,
el tío ahí con tres luces dale que te pego dirigiendo el tráfico.
Una vez un coche impactó en mí de frente
y cada año cuelgan flores en mi torso por el maldito accidente.
Oou... un apagón es mi medio muerte pero siempre vuelvo,
soy alumbrado público longevo.
Yo iluminé tu primer beso, tu primer cigarro, tu primer porrazo
y algún que otro cabronazo potando.
Desde aquí, os veo escotes, calvas, canas,
es un curro estático pero, me lo paso que te cagas.
Yo callo, pero escucho y veo lo que no está escrito,
hasta mi nombre se lo pusieron a un periódico,
soy la farola que más luce en esta parte de Aragón, aja,
¡menudo farol cabrón!
(Soy un abrazafarolas...)
Pues, abrázate a mí,
me luzco, por eso en farola me convertí.
Faroleando, fa-faroleando, fa-faroleando...

Letra del rapero Sho-Hai del disco Doble Vida

Fotografía propia.




lunes, 30 de octubre de 2017

Cuando éramos izquierda


Cuando éramos izquierda


Vivimos en tiempos convulsos, o al menos eso lo parece. Los movimientos sociales fluyen, algunos suben, otros bajan, y el tiempo pasa y pasa. El capitalismo financiero se mantiene, y en un mundo cada vez más digitalizado la izquierda como ideología continua en el destierro de la historia.

A lo sumo, se ve una tenue luz que ilumina progresismo cínico, exaltación de la arrogancia y un chovinismo rancio. Pero, y qué más queremos si todavía no hemos sido capaces de ver que las ruinas de un muro berlinés son las nuestras propias.

Después de un tercer cuartil de siglo espectacular en lo que se refiere a mejoras sociales, nos tocó vivir de los réditos pasados, del papá cuéntame otra vez y del más vale malo conocido que malo por conocer. 

Pasamos al siglo XXI con el anarquismo en vías de extinción, el comunismo cuestionado hasta la saciedad y el socialismo low cost. ¡Así no va! diría alguno y cierto es, así nos va, como el ojal. Los movimientos obreros en claro retroceso, el feminismo contraatacado de la forma más perversa y los partidos izquierdistas que miran más la encuesta que la plaza nos han llevado a un estado de conmoción universal. ¡Vaya ostia!

Suerte que en este huracán de vacío ideológico al menos se ha logrado algunas pequeñas victorias, si no fuera por los movimientos sociales, los colectivos LGBTI o algunas organizaciones antiglobalizadoras, nuestro desastre sería todavía mayor.

Pero, y ¿qué queremos? Hemos dejado que conviertan a la URSS en una especie de estado diabólico antihumano, en Cuba como la máxima expresión de anacronismo o al anarquismo español en una camiseta de Pull & Bear, en fin, a toda una lucha en un hagstag.


Así que nada, cuando podáis ir a Berlín, comprar esos trozos de muro falso que venden en cada esquina de la ciudad a 10 euros, y empecemos a reconstruir la izquierda. 

sábado, 21 de octubre de 2017

Tarragona Blues: Torreforta

Tarragona Blues : Torreforta



Al igual que el anterior post expongo todas las fotos que envié al proyecto #TarragonaCaraB de Bandera Negra. Esta vez el barrio fotografiado fue Torreforta.








 








domingo, 1 de octubre de 2017

Tomaron la Rambla Nova





Podrás estar más o menos de acuerdo con el Referéndum, podrás querer vivir en el Reino de España, en la República catalana o donde quieras, podrás creer que la votación es ilegal o no, pero la imagen que se nos quedará a muchos tarraconenses en la retina es que hoy el Gobierno ha tomado las calles de #Tarragona, usando a la Policia, a base de golpes de porra y escopetas antidisturbios, frente a una ciudadanía que su única arma eran unas papeletas.


sábado, 9 de septiembre de 2017

Luis Pastor - ¿Qué fue de los cantautores?





¿Qué fue de los cantautores?

Éramos tan libertarios,
casi revolucionarios,
ingenuos como valientes,
barbilampiños sonrientes
lo mejor de cada casa.
Oveja negra que pasa
de seguir la tradición
balando a contracorriente
de la isla al continente.
Era la nueva canción. 



Éramos buena gente,
paletos inteligentes,
barbudos estrafalarios,
obreros, chicos de barrio,
progres universitarios,
soñando en una canción,
y viviendo la utopía
convencidos de que un día
vendría la revolución.



Aprendiendo a compartir
la vida en una sonrisa,
el cielo en una caricia,
el beso en un calentón,
fuimos sembrando canciones
en esta tierra baldía,
y floreció la poesía
y llenamos los estadios
y en muchas fiestas de barrio


sonó nuestra melodía.

Tardes y noches de gloria
que cambiaron nuestra historia.
Y este país de catetos,
fascistas de pelo en pecho,
curas y monjas serviles,
grises y guardias civiles,
funcionarios con bigote
y chusqueros con galón,
al servicio de una casta
que controlaban tu pasta
tu miedo y tu corazón.



Patriotas de bandera,
españoles de primera,
de la España verdadera
aquella tan noble y fiera
que a otra media asesinó
brazo en alto y cara al sol,
leales al movimiento
a la altura y al talento
del pequeño dictador
que fue Caudillo de España
por obra y gracia de dios.



Toreando en plaza ajena
todo cambió de repente,
los políticos al frente
de comparsa y trovador.
Se cambiaron las verdades:
"tanto vendes tanto vales",
y llegó la transición:
La democracia es la pera.
Cantautor, a tus trincheras
con corona de laurel
y distintivo de honor
pero no des más la lata
que tu verso no arrebata
y tu tiempo ya pasó.



¿Qué fue de los cantautores?
Preguntan con aire extraño
cada cuatro o cinco años
despistados periodistas
que nos perdieron la pista
y enterraron nuestra voz.
Y así van para más de treinta
con la pregunta de marras
tocándome los bemoles


Me tomen nota señores
que no lo repito más: 



Algunos son diputados,
presidentes, concejales,
médicos y profesores,
o ejerciendo asesoría
en la sociedad de autores.
Otros están y no cantan,
otros cantan y no están.
Los hay que se retiraron,
algunos que ya murieron
y otros que están por nacer. 


Jóvenes que son ahora
también universitarios,
obreros, chicos de barrio
que recorren la ciudad.
Un Cd debajo el brazo,
la guitarra en bandolera,
diez euros en la cartera,
cantando de bar en bar.
O esos raperos poetas
que es su panfletos denuncian
otra realidad social.



¿Y mujeres? Ni se sabe.
Y sobre todo si hablamos
de las primeras gloriosas
que tuvieron los ovarios
y el coraje necesario
de subirse a un escenario
de aquella España casposa.



¿Qué fue de los cantautores?
Aquí me tienen señores
como en mis tiempos mejores
dando al cante que es lo mío.
Y aunque en invierno haga frío
me queda la primavera,
un abril para la espera
y un Grandola en el corazón.



¿Qué fue de los cantautores?
Aquí me tienen señores
aún vivito y coleando
y en estos versos cantando
nuestras verdades de ayer
que salpican el presente
y la mierda pestilente
que trepa por nuestros pies. 



¿Qué fue de los cantautores?
De los muchos que empezamos,
de los pocos que quedamos,
de los que aún resistimos,


de los que no claudicamos,
aquí seguimos.
Cada uno en su trinchera
haciendo de la poesía
nuestro pan de cada día.


Siete vidas tiene el gato
aunque no cace ratones.



Hay cantautor para rato.
Cantautor a tus canciones.
Zapatero a tus zapatos

jueves, 31 de agosto de 2017

Excedencias Voluntarias






Las Excedencias Voluntarias

Este derecho laboral está recogido en el Artículo 46 del Estatuto de los Trabajadores, y es allí donde encontraréis principalmente la información genérica del mismo.  
Es importante antes de avanzar que sepáis que vuestro convenio sectorial o empresarial puede ampliar el derecho de la excedencia, con lo cual sería bueno que lo miréis con antelación a través de vuestro representante sindical.

La excedencia voluntaria tiene una duración de entre 4 meses y 5 años. Para acceder a ella se deben reunir los siguientes requisitos:

  1. 1 año de antigüedad en la empresa.
  2. Que haya transcurrido más de 4 años desde el final de la excedencia anterior, en el caso de que se la volviera a pedir.



Solicitud

La excedencia aunque debe tener un reconocimiento expreso, debe pasar un trámite de solicitud, en la cual Fulanito de tal solicita a la empresa X por escrito que el día Y te acogerás al derecho de licencia durante el periodo que creas conveniente. De por sí la empresa no debería poner ningún problema, pero necesitáis la respuesta favorable de la misma.



La excedencia en sí

La duración de la excedencia puede prorrogarse, pero nunca podrá exceder los 5 años, a no ser que lo mejore el convenio. La prórroga no es un derecho, con lo cual la empresa tiene la opción de no prorrogarla.

Los efectos que produce la excedencia voluntaria son los siguientes:

  1. Exoneración de las obligaciones recíprocas de trabajar y remunerar el trabajo.
  2. No extinción del vínculo laboral, aunque queda debilitado y se reduce a la mínima expresión.
  3. El tiempo en excedencia no computa a efectos de antigüedad.
  4. El trabajador conserva un derecho preferente al reingreso en caso de existencia de vacantes iguales o similares a su grupo profesional.


La empresa durante el tiempo de excedencia puede dar por finalizado el contrato, pero deberá pagar una indemnización improcedente, con lo cual no es muy habitual.
Durante la excedencia puedes tener otro contrato laboral sin problema. Y si finalizas el contrato en éste nuevo trabajo tendrás derecho a paro.


Reingreso

Para solicitar el reingreso es clave saber que debe hacerse antes de que termine la excedencia de forma escrita. El reingreso es importante que sepáis que no es automático.
De por sí sólo podrías volver cuando haya una nueva vacante. No te preocupes por el tiempo si has pedido la readmisión ya que se prorrogará automáticamente.
Si la empresa te deniega este derecho será mejor que visites una sede sindical y te informes bien, ya que seguramente tendrás que recurrir judicialmente.
Si estás en situación de baja laboral y has solicitado el reingreso, podrás tener derecho a paro con el justificante de la empresa en la cual te expone que todavía no hay puestos vacantes.



viernes, 25 de agosto de 2017

Retales de Tarragona



Retales de Tarragona 


¿Si subiéramos a lo alto del Gurugú (la montaña más alta del municipio de Tarragona) qué veríamos? 

Hace poco nos llegaba una nueva noticia social en Tarragona. Al parecer, el barrio de Bonavista, uno de los pocos que conserva todavía cierta unidad cívica, verá el nacimiento de una nueva Asociación de Vecinos. 

La nueva sobre el distrito más occidental de Tarragona no sorprende a casi nadie, solo hay que ver que son pocos los barrios que se mantienen en unidad en torno a una Asociación vecinal. En Tarragona hasta hay calles que tienen la suya propia, en Camp Clar ya van por la cuarta, y en Torreforta a cada cuatro manzanas nos encontramos una.

Si bien es cierto que hay barrios que aún mantienen la unidad vecinal, como es el caso de Sant Salvador, el Serrallo o el Barri del Port, son muchos los otros que se han fraccionado hasta llegar a lo decimal.

Seguramente cada escisión, cada creación de una nueva asociación, tiene su idiosincrasia a la cual no me referiré en este artículo, ya que podría ser ‘La historia interminable’. A lo que si me referiré es a la falta de un arbitraje lógico por parte de un tercero, que no puede ser otro que el Ayuntamiento. 

Es evidente que algo no rula desde hace tiempo, algunos lo achacan a las políticas de CiU de la época de Nadal, otros a las lógicas internas de cada barrio y hay quienes piensan que hay una ruptura generacional insalvable. Lo cierto es que casi 40 años después de las primeras elecciones democráticas al ayuntamiento tras el Franquismo, la ciudad está más dividida que nunca en su tejido asociativo. 

No nos engañemos, los principales culpables de esta situación no son ni los socialistas, ni los convergentes. Los que tenemos la máxima responsabilidad somos los propios vecinos y vecinas de la ciudad. La gran mayoría de personas no estamos asociadas, y eso provoca que en vez de crear un espacio amplio de reivindicaciones del barrio, se lo dejemos a otros, que suelen ser unos pocos. Esas minorías que gestionan las asociaciones tienen un papelón, sin ánimo de lucro, que trae muchas veces más quebraderos de cabeza que bienestar personal. Y ellos al final, también son humanos con sus problemas personales y sus historias que hacen que muchas veces puedan equivocarse, como cualquier otro. Y aquí empieza un bucle de complicada salida.

Pero si bien es cierto que el Ayuntamiento no es el principal responsable, no quita que tenga una gran responsabilidad. El Consistorio debería tener un plan más valiente que el actual, que es el ‘verlas venir’, y mantener el delicado equilibrio. Algunos de los posibles remedios es dotar de mayor utilidad a los concejales de barrio, una figura que durante esta legislatura ha quedado en entredicho, otro posible remedio es otorgar un tanto por ciento del presupuesto municipal a los barrios, y que sean ellos quienes decidan, e incluso se podrían crear asambleas vecinales periódicas para las gestiones básicas de los barios.


Se echa de menos proyectos por parte del equipo de gobierno, y de los aspirantes, para arbitrar los problemas vecinales. Hay una tendencia política de hablar más de los asuntos de fuera del Ayuntamiento que de los intrínsecos a él.

Sin duda, los la gestión de los barrios son una asignatura pendiente para una ciudad que cada día se parte más. A día de hoy, desde lo alto del Gurugú, sólo se vislumbra una ciudad dividida y sin un relato común. Falta identidad urbana.





Artículo publicado en Circ de Tarragona el 24 de agosto de 2017.




Fotografía del noticiero Tarragona 21 donde se enfrentan la Cultural de Bonavista contra el Racing de Bonavista.

sábado, 24 de junio de 2017

¿Cuál es la imagen de España en el exterior?



¿Cuál es la imagen de España en el exterior?



La muerte en noviembre de 1975 del caudillo Francisco Franco abrió un nuevo periodo en la historia de España conocido como la Transición. Esta etapa duró más de un lustro, y finalizó con la llegada del PSOE a Moncloa.

La Transición fue un periodo tenso, complejo y muy intenso, donde la sociedad civil española se movió constantemente para salir adelante de un pasado al cual se quería pasar página.

La imagen construida desde el exterior, y también desde el interior, dibujaba a España como un país atrasado, decadente desde hacía siglos, cuyos habitantes tenían un carácter anarquizante, religioso hasta el extremo, guerrillero y vago. Una imagen heredada de la ‘Leyenda Negra’ que se creó en la época de los Austrias, y que fue heredada durante siglos.

Esta imagen estereotipada evolucionó con el paso de los siglos, pero el fondo peyorativo era el mismo, y se consideraba España como un país distinto a los del occidente europeo. Sería a partir de la Generación del 98’ cuando una parte importante de los intelectuales españoles quieren cambiar esa imagen de España como nación. La pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, supuso un cambio en la mentalidad de muchos españoles. Se necesitaba regenerar el concepto de España y olvidarse de una visión imperial muy distorsionada en la época. El objetivo era abrirse al mundo y empezar a imitar modelos de países con un gran desarrollo económico, social y militar. El modelo a seguir eran países como Alemania, Japón y Estados Unidos.

La Generación del 14’ añadió la necesidad de que España tuviera un carácter europeísta, y que avanzara emulando a los estados del Norte. Todo esos deseos se truncaron en los fallidos intentos que tuvieron a la hora de regenerar la patria. La dictadura de Primo de
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Rivera y la II República española no lograron consolidar un clima estable, desembocando en la Guerra Civil.

Durante la lucha fratricida volvieron todos los mitos del pasado por ambos bandos, por una parte se veía al bando sublevado como un grupo de señoritos, falangistas y curas, y a los republicanos como guerrilleros, vagos y descontrolados. Una imagen que en el exterior se utilizó para volver a relatos románticos a la hora de hablar de españoles. Persistía la imagen de España del duende flamenco, del folclore, de los toros, de la siesta y del juglar.
Durante el Franquismo más que intentar revertir la imagen profundizada durante décadas, se utilizó como eslogan para catalogar a España de diferente. Para los extranjeros España continuaba siendo un país místico, atrasado, pasional y con aire melancólico. Por supuesto no tenía nada que ver con la Europa Occidental, más bien sus raíces eran orientales.

La Transición supuso un cambio importante en la imagen de España tanto en el interior como en el exterior. Si bien remarcar que la mejora de la imagen de los españoles sobre todo fue destacable en el conjunto de los países europeos y Latinoamérica, más bien que en el resto del mundo. La transición española sorprendió porque supuso la ruptura de expectativas que llevaban gestándose más de un siglo. En contra de esa imagen de país atrasado, de bajo nivel cultural y con aire picaresco, empezó a crearse una imagen nueva de país europeo y occidental.

Tres mitos fundamentaron ese proceso de transición, el primero fue el de la reconciliación. En contra de una imagen de pueblo bélico, ingobernable y fratricida, nació un relato en el cual los españoles han sido capaces de enterrar sus rencores y pasar página en pro de la paz y del desarrollo. En segundo mito fue el de la europeización del Estado. Si bien es cierto que ya en el tardofranquismo España había empezado a entrar en los círculo internacionales (ONU, FMI o Banco Mundial), no fue hasta la llegada del periodo de la Transición en el cual el país dio un salto cualitativo en lo que a su imagen de país europeo se refiere. El desarrollo económico y social permitió a España compararse poco a poco con los países europeos del norte. Por último, el tercer mito de la Transición era la modernización del país. A diferencia de la visión clásica de país atrasado industrialmente,
agrícola y con un aire feudal, se caracterizó al ‘nuevo’ español como trabajador, honrado y activo. La imagen de prusianos del Sur volvió a caracterizarse.

Como es evidente ni España era un país tercermundista a finales del franquismo ni se convirtió en potencia mundial con la Transición. Pero si que era evidente un salto cualitativo en el terreno económico con una progresión constante y profunda en el terreno de la industria. España pasaba a ser uno de los primeros productores industriales del mundo, y grandes marcas extranjeras empezaban a desembarcar en nuestro país. Pero no sólo se avanzó en economía, el nuevo periodo democrático trajo consigo una serie de mejoras sociales que permitió a los españoles mejorar su calidad de vida, avanzando en derechos laborales, sanitarios y familiares. Pero lo que sin duda mejoró la imagen de España en el exterior fue su paso adelante en sentido democrático. España dejó de ser una dictadura y pasó a convertirse en una democracia nueva con una estabilidad sorprendente. La derrota del franquismo en las elecciones libres de 1977, el desgaste lógico de UCD tras gobernar en Transición, el congreso de Surenses del PSOE con su posterior moderación y la conversión de Alianza Popular a Partido Popular supuso un nuevo aire en el país.

El país internamente había llegado a su cima en 1992 con las Olimpiadas de Barcelona, y la Exposición Universal de Sevilla. La imagen que España quiso proyectar al mundo era la de un país normalizado, moderno y europeo. Un país que encajaba perfectamente en la Unión Europeo, y que tenía un deseo de configurar un nuevo espacio en ese incipiente mundo globalizado.

Atrás quedaba el Franquismo, la mejor imagen fue la del fracaso de Tejero el 23 de febrero de 1981. España había sido puesta a prueba y la había pasado con nota. El país estaba preparado para trabajar en un nuevo futuro.

Pero la realidad no es tan benigna como los españoles creen. España tiene un buena imagen interna de cara al exterior, si bien es cierto que tras el 15M se ha ido poniendo en cuestión. Los países extranjeros, en especial los países occidentales ven en España un país moderno, pero con una parte todavía indómita, con duende, mágica. Se sigue viendo a los españoles como menos productivos que los países del norte, amantes de la vida y pasionales.


Los españoles para los extranjeros siguen siendo gente divertida, encantador y sensual, para algunos sigue la imagen del pícaro y del juglar, gente diferente. Tal vez el eslogan del franquismo de Spain is different sigue perviviendo en la imagen colectiva del mundo occidental.

Se conoce a los españoles por sus éxitos deportivos, sus clubs de fútbol, o por su comida, pero pocos conocen las grandes empresas españolas. Es curioso como algunas de las más importantes firmas de ropa españolas, con una amplia proyección internacional, utilicen nombres con resonancia italiana, o inglesa, para sus marcas, Maximo Dutti, Oysho, Bershka o Pull and Bear, son buenos ejemplos de como la marca Made in Spain no vende como se debería.

España es un país que se encuentra entre las quince economías más grandes del mundo, un país con una renta por capita notable, y con una fuerte industria interna. Aun así, los mitos del pasado, desde la Leyenda Negra hasta el romanticismo de la Guerra Civil siguen presentes en el exterior. Sólo en Latinoamerica la imagen de los españoles es sinónimo de persona emprendedora y activa. Parece que la España de Hemingway de los toros, las sevillanas, los san fermines y la siesta, siguen siendo tópicos comunes en el exterior.
La imagen de España se ha normalizado con sus vecinos europeos y nadie duda de que España es un país con un potencial económico notable, aun así unos de los retos de cara al futuro será combinar la imagen de país alegre y agradable, con la de país desarrollado, trabajador y competente. Todavía no se ha vencido del todo los estereotipos románticos. 

sábado, 3 de junio de 2017



La Cultura tarraconense a debate





Si algo ha logrado Josep Maria Prats, regidor de Cultura y miembro del gobierno de Ballesteros en el Ayuntamiento de Tarragona, es poner en el centro de esta legislatura la cultura en Tarragona.

La muerte del Festival d’Estiu, el conflicto con Oppida, el fin del Teler de Llum, o la puesta en revisión de los festivales SCAN y REC, han sido algunos de los temas más polémicos en la política cultural del miembro de la antigua Unió. Si esto parece poco, también se han cuestionado las fiestas en los chiringuitos y la música en la calle.

Ya comentaban diferentes analistas de la política tarraconense que Prats ha sido una persona afortunada, ya que nadie por tan poco (un concejal) había tenido tanto: 4º teniente alcalde y la cartera de Cultura. Aunque en un principio todo parecía que iba a ir por el sendero del continuismo, y que el díscolo de Convergencia tenía asegurado un billete en el vagón del silencio, lo cierto es que la realidad ha sido muy diferente, y el de la antigua Unió ha querido hacer algo más que ser un muñeco de paja.

A su favor ha tenido al equipo de la alcaldía, que aunque no se ha mojado en demasía con las polémicas culturales ha apoyado en general a Prats. A cambio el regidor de Cultura ha puesto su espada en los pies socialistas, sólo hay que ver su apoyo máximo al PSC en el caso Inipro.

Por la contra, Prats ha unido a toda la oposición en torno a su política. El líder de Ciutadans, Rubén Vinyuales, catalogaba las políticas del director de La Salle de Reus y Tarragona de personalistas y subjetivas. Pau Ricomà, de ERC, lamenta que Prats “tire por tierra el trabajo hecho durante los últimos años”. Asimismo CUP, ICV y PDCAT se han mostrado críticos con el regidor.

El teniente de alcalde democristiano, atrincherado en la esquina del ring, se defiende de los golpes con una premisa: “debemos alejar la cultura del ocio y del entretenimiento”. Esta respuesta es sin duda ambigua. Casi todos podemos opinar que la cultura promovida por el Ayuntamiento no debe regirse por el dinero que sea capaz de mover, para eso ya están las iniciativas privadas y cooperativas que se encargan de la gestión de los eventos. Pero ¿cuáles son las directrices adecuadas para componer una cultura municipal?

Prats quiere apostar por un modelo de cultura que sea una “herramienta de progreso social”. Esta frase es abstracta hasta para escribir. Se puede entender que la cultura entendida por el regidor es el “conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico”, como dice la RAE. Esto está muy bien, y todo muy dialectalmente correcto, pero ¿qué sucede cuando una plataforma de personas de Tarragona (Oppida) quiere lanzar una iniciativa popular de autogestión en el ámbito cultural y de sentido crítico? Pues que se le responde con evasivas y con excusas de diferente tipo. ¿Qué sucede cuando una de las iniciativas culturales más revulsivas de la ciudad (Teler de Llum) pierde el apoyo del Consistorio? Pues que un discurso se deslegitima.

Y así es. Josep María Prats, y el equipo de Gobierno, deberían hacer una reflexión de qué modelo cultural quieren los ciudadanos de Tarragona. Lo más seguro es que si preguntásemos a muchos de los mismos dirían que lo necesario es fortalecer a los artistas locales, potenciar la creación artística de los tarraconenses impulsando talleres y cursos de las diferentes artes, y apoyar a los artistas a que hagan un relato de ciudad, algo con lo cual presentarnos al mundo tal y como somos.

Tarragona es una ciudad rica en diversidad, rica en culturas, rica en ideas. Tenemos la fortuna de tener ciudadanos de todas las partes del globo. Tenemos grandes músicos, pintores, fotógrafos, actores, escritores, etc. Sólo hace falta dejar dar herramientas para que la gente se autogestione y desarrollen ellos mismos una cultura de ciudad. Quizás no seremos París, Nueva York, Londres o Nueva Orleans, pero nuestro orgullo sería tener un discurso de ciudad que explique mediante las artes quiénes somos, y por qué somos así.





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Fotografía de la página web del Festival SCAN