Cantando bajo la lluvia
1952
Stanley Donen y Gane Kelly
El musical no es especialmente un género que me entusiasme,
pero la película Cantando bajo la lluvia
me sorprendió gratamente. Para que un musical funcione debe de tener un aspecto
creativo y original que lo separe de la simple secuencia de videoclips
musicales encajados uno tras otro. Por ejemplo Bailar en la Oscuridad (2000) de Lars Von Trier es una clara muestra
de hasta donde se puede explotar el género, sin parecer cursi y ñoño.
El largometraje de Stanley Donen y Gane Kelly, tiene fuerza
y una trama interesante. Aunque peca de tener un hilo predecible, ya desde el
principio sabes con quien va a acabar el actor principal, su ambientación y su
narración de fondo son espectaculares. Es una obra magnífica para conocer un paso
clave de la historia del cine: el nacimiento del sonoro y la muerte de la
película muda. En Cantando bajo la lluvia
se hacen múltiples referencias a la primera película sonora El cantor de Jazz (1927), y como ésta
revolucionó el mundo del séptimo arte. Aparte, los actores deben adaptarse a
esta nueva época, y dejan de ser ‘simples’ amateurs en el mundo de la
interpretación, para convertirse en profesionales. Algunos actores serán
capaces de dar el paso y otros no. Este tema es recurrente en el cine, tanto
hoy en día, un ejemplo claro es The
Artist (2011) de Michael Hazanavicius, como en el pasado donde un modelo
magnífico es la obra El Crepúsculo de los
dioses (1950) de Billy Wilder.
En materia musical cabe decir que el filme cuenta con una
decena de números que sobresalen por su variedad de estilo y recursos. Desde el
típico espectáculo de Broodway, pasando por número a dúo como “Moses Suposses”
o el clásico “Singin’ in the Rain”. Las canciones están bien logradas y la escenografía
demuestra calidad y acierto.
El detalle final de la película, un elemento
metacinematográfico, me encantó: Don y Kathy visualizan como sus nombres aparecen
en un cartel como protagonistas de una película titulada “Cantando baja la
lluvia”.