Un perro andaluz
1929
Luis Buñuel
Un perro andaluz,
sin lugar a dudas uno de esos metrajes que no te deja indiferente, causa amor
odio a partes iguales, y es que, en definitiva, ese era el principal propósito
de las películas surrealistas, crear un sentimiento onírico, un estado
subconsciente donde experimentemos una sensación interior. Luis Buñuel, que
escribió el guion de la película con Salvador Dalí consigue llevarnos a un
mundo de ensueño donde el surrealismo es el amo y señor de la escena, todo es
un puzle sin sentido. Aunque el mismo Buñuel años después desveló alguno de los
elementos que se exponían en el filme, el aragonés dijo: “Un capitán de
Caballería de Zaragoza y un profesor de alemán y muchas otras personas coincidieron
en las mismas significaciones. Las cuerdas: los impedimentos morales. Los dos
corchos: la frivolidad de la vida. Las dos calabazas: los testículos. Los
curas: la religión. El piano: lirismo del amor. Y los burros: la muerte. En
lugar de tratar de explicar las imágenes deberían aceptarse tal y como son. ¿Me
conmueven, me repugnan, me atraen? Con eso debería bastar”.
Explicar una película surrealista es casi imposible, ya que
al tratar temas tan propios de cada psiché personal, puede derivar a que cada
uno tenga una forma distinta de entenderla.
En definitiva, Un
perro andaluz es una obra de obligada visión para cualquier cinéfilo, ya
que junto a La Edad de Oro (1930,
Luis Buñuel) marcan las dos obras cumbres del cine surrealista, un género clave
para entender la historia del cine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario